Motivación, una palabra que utilizamos a diario, que
nos parece tan cotidiana, tan común y corriente. “Estoy bien motivado”,
“motívame”, “y lo dijo toda motivada”, son algunas de las frases que día a día
decimos, sin embargo, ¿conocemos qué es realmente la motivación? o ¿sabemos de
dónde proviene?
Hay varias definiciones de lo que es la motivación,
entre las más acertadas a mi punto de vista es: El proceso que inciden en la
intensidad, dirección y persistencia del esfuerzo que realiza un individuo para
la consecución de un objetivo. ¡Objetivo! ¡Ésa es la palabra clave!
Mayo de 2009, el Puebla del Chelis se metía a
liguilla con un técnico que lloraba cada partido, un chelis que sufría cada
último minuto en que su equipo podía ser alcanzado en el marcador. Su rival en
cuartos de final, el Monterrey.
Todos y cada
uno de nosotros pensó “hasta aquí llegaron” pero Chelis y sus muchachos no iban
a dejar las cosas allí. Después de 180 minutos los triunfadores eran los de la
franja para sorpresa de propios y extraños. ¿Qué pasaba en el plantel poblano?
¿Cómo era posible que con un técnico que NUNCA había jugado al futbol y una
nómina prácticamente de primera “A”, se metieran hasta las semifinales y dejaran
fuera a uno de los equipos más poderosos del futbol mexicano?
Objetivos, intensidad, dirección y persistencia…o en
una palabra MOTIVACIÓN.
Chelis vivía intensamente los partidos, es más, cada
entrenamiento lo hacía intenso e invitaba a cada uno de sus jugadores a que
también lo hicieran. En ese año la directiva del puebla debía varios meses de
sueldo y algunos de los jugadores jóvenes no tenían ni siquiera para pagar la
renta. Chelis lo acogía en su hogar y les daba de comer. ¡Cómo no se la iban a
partir por su entrenador!
Pero de nada hubiera servido si cada quién hubiera
ido en la dirección que quisiera. Todos los esfuerzos iban dirigidos hacia el
mismo lado, todos tenían en la mente el mismo objetivo, ser campeones. Un
objetivo que no tenían cuando comenzó la campaña, pues no se sentían capaces de
conseguirlo.

Chelis decía que en los entrenamientos compraba (de
su propio dinero) licuadoras, pantallas plasma, celulares y otros artículos
más, para regalarle a los jugadores que se “rifaran” en el día a día, en
palabras del propio entrenador.
Esto es motivación, la intensidad con la que hacemos
las cosas, la dirección que le damos a esa intensidad y la persistencia con lo
que lo repetimos. De nada serviría tener los 3 elementos claves si no tenemos
una meta, un objetivo.
Podemos hablar de una motivación intrínseca que era
la que tenían los jugadores, ya sea por demostrarse ellos mismo, por sus
familias o por demostrarle alguien más. Y también una motivación extrínseca que
era la que venía desde afuera del jugador, en este caso del Chelis.
En este pequeño ejemplo encontramos todos los
factores de la motivación, a parte de los 3 que ya les mencioné, encontramos
también: Emoción, incentivos, necesidades y cogniciones.
Al final de cuentas, Chelis supo orientar los
esfuerzos hacía un mismo objetivo, no le importó lo que dijeran sus
detractores, le valió un pepino si tenía un equipo de jugadores que eran
considerados cartuchos quemados y los jugadores, entendieron que eran capaces
de lograr las metas que se plantearan.
¿Buen entrenador o buen motivador?
A ti, ¿qué te motiva? Espero tus comentarios aquí a bajito =)
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